domingo, 8 de abril de 2012

¡Celebremos que Cristo vive!


“Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)


Venció a la muerte y con alegría celebramos su Resurrección. Este hecho es nuestra esperanza. Encendemos el Cirio Pacual, en representación de la luz de Cristo resucitado. Es la fiesta más importante para todos los católicos.

Recordemos algunas de las palabras pronunciadas por el Papa Benedicto XVI en su homilía la noche de la Vigilia Pascual del año 2011:

La resurrección de Cristo no es fruto de una especulación, de una experiencia mística. Es un acontecimiento que sobrepasa ciertamente la historia, pero que sucede en un momento preciso de la historia dejando en ella una huella indeleble. La luz que deslumbró a los guardias encargados de vigilar el sepulcro de Jesús ha atravesado el tiempo y el espacio. Es una luz diferente, divina, que ha roto las tinieblas de la muerte y ha traído al mundo el esplendor de Dios, el esplendor de la Verdad y del Bien.
Así como en primavera los rayos del sol hacen brotar y abrir las yemas en las ramas de los árboles, así también la irradiación que surge de la resurrección de Cristo da fuerza y significado a toda esperanza humana, a toda expectativa, deseo, proyecto. Por eso, todo el universo se alegra hoy, al estar incluido en la primavera de la humanidad, que se hace intérprete del callado himno de alabanza de la creación. 


Con su triunfo, Jesús nos abre las puertas del cielo. El Domingo de Resurrección es el aniversario de Su victoria. Es la alegría plena que sigue al dolor de Su pasión. 

viernes, 6 de abril de 2012

Por Él guardamos luto

Dio la vida por nosotros. Una entrega voluntaria fundamentada en el amor. Acompañamos a María en su duelo. ¿Cuántas veces no le hemos negado como Pedro? ¿Cuántas veces nos hemos hecho inmunes al dolor ajeno? 

El Viernes Santo es el único día del calendario litúrgico católico donde no se celebra la Misa, como luto por la muerte del Señor.

Algunos templos acostumbran a realizar el Viacrucis. Otras iglesias meditan las "Siete Palabras" que pronunció Jesús en la cruz. Lo cierto es que guardamos un silencio interior, de reflexión y de impresión  ante este gesto inmenso de amor de Jesucristo.

jueves, 5 de abril de 2012

Servir como el Maestro

Una imagen que habla por sí sola. Esto lo publicó la cuenta oficial de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) por motivo de la celebración del Jueves Santo.


Jueves Santo: Estás invitado a Su mesa


Obediencia, generosidad y humildad. Tres virtudes que nos enseña Jesús en este jueves santo.  Acompañémoslo en esa noche amarga en el huerto de los Olivos, entendamos su miedo, angustia y la tristeza de saber que sería traicionado. Pero sintamos también su compromiso por cumplir la voluntad de Dios, su obediencia al Padre y su confianza en Él.

Tal día como hoy se instituyó la Eucaristía. Se conmemora la Última Cena. Cuerpo y Sangre de Cristo, que permanece vivo entre nosotros. Es el día solemne para levantar el monumento, de tomarse un tiempo para la adoración de Jesús Sacramentado. Celebramos la Cena del Señor, la víspera de su pasión, su entrega como alimento. Es importante entender que ésta no es una celebración de explosiva alegría pero tampoco una reunión sombría. Iniciamos el Triduo Pascual, sin adelantarnos a su muerte o a la Pascua de Resurrección. 

Antes de morir, Jesús nos deja su testamento: el mandato de amarnos los unos a los otros. Nos alegramos desde el amor fraterno, desde la entrega libre de nuestro Salvador por su amor infinito. A pesar del dolor, predomina el gozo porque Cristo se entrega con amor y por amor. 

Es también la fecha para celebrar el Sacerdocio. Los presbíteros, con una sola alma y un solo corazón renuevan sus promesas. Se consagran los Santos Óleos, usados en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos. 

Servir con el corazón, servir desde la humildad. Con el Lavatorio de pies, se recuerda el propio gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena, un acto de amor del Siervo que se arrodilla y lava los pies a quienes se encontraban con él. Esto nos enseña que debemos vivir como servidores de nuestro prójimo.
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Vivamos a plenitud este día. Tiempo para compartir como hermanos en Cristo, agradecer por nuestros sacerdotes y celebrar que Cristo se quedó en el Pan y el Vino, su cuerpo y su sangre, portadores de la Salvación.