lunes, 3 de diciembre de 2012

La Recolección Agustiniana, misionera desde sus orígenes
En 1588, algunos de estos agustinos de la Provincia de Castilla respondieron a la llamada de revisión y reforma de las órdenes mendicantes, de donde salieron las órdenes que hoy se apellidan “descalzos” o, como en el caso de los agustinos, “recoletos”. La Historia de la Iglesia suele reflejar en estas órdenes el ambiente de ascesis, retiro, vida monástica. Pero sería incompleto no fijarse en su propósito apostólico y comprometido. Una de las principales fuentes de la Orden de Agustinos Recoletos, el Libro de las Crónicas, relata en su primer tomo la primera de las misiones “de las montañas” en el Alto Pirineo, casi inmediata tras la expedición a Filipinas.
 
424 años de vida en la Iglesia


  La misión a Filipinas es la que más ha marcado la historia posterior. Fue primer destino de misioneros recoletos. El primer prior provincial de los Recoletos, fray Juan de San Jerónimo, recibió del rey Felipe III la oferta de ser obispo de San Cristóbal de Chiapas. Pero el buen fraile respondió al rey que, a cambio de tal gracia, le fuese permitido encabezar una misión “a tierras nuevas”. El monarca eligió Filipinas y exigió una expedición de doce religiosos.

Los Agustinos Recoletos escogieron a catorce de entre los muchos que se habían ofrecido. El 1 de mayo de 1605, el Capítulo manda a Juan de San Jerónimo, provincial saliente, que comande la primera expedición. Escogió religiosos de la media docena de conventos recoletos existentes: Jerónimo de Cristo, Miguel de la Madre de Dios, Diego de la Anunciación, Pedro de San Fulgencio, Rodrigo de San Miguel, Francisco Bautista, Francisco de la Madre de Dios, Andrés de San Nicolás, Juan de San Guillermo, Jerónimo de la Madre de Dios, Francisco de San Jerónimo, Simón de San José y Andrés del Espíritu Santo. Son los primeros misioneros de la historia de la Recolección.