jueves, 15 de noviembre de 2012

Los primeros años

San Agustin nació en Africa del Norte en 354, hijo de Patricio y Santa Mónica. El tuvo un hermano y una hermana, y todos ellos recibieron una educación cristiana. Su hermana llegó a ser abadesa de un convento y poco después de su muerte San Agustín escribió una carta dirigida a su sucesora incluyendo consejos acerca de la futura dirección de la congregación. Esta carta llego a ser posteriormente la base para la “Regla de San Agustín”, en la cual San Agustín es uno de los grandes fundadores de la vida religiosa.

Patricio, el padre de San Agustín fue pagano hasta poco antes de su muerte, lo cual fue una respuesta a las fervientes oraciones de su esposa, Santa Mónica, por su conversión. Ella también oró mucho por la conversión de su entonces caprichoso hijo, San Agustín. San Agustín dejó la escuela cuando tenía diez y seis años, y mientras se encontraba en esta situación se sumergió en ideas paganas, en el teatro, en su propio orgullo y en varios pecados de impureza. Cuando tenía diez y siete años inició una relación con una joven con quien vivió fuera del matrimonio durante aproximadamente catorce años. Aunque no estaban casados, ellos se guardaban mutua fidelidad. Un niño llamado Adeodatus nació de su unión, quien falleció cuando estaba próximo a los veinte años. San Agustín enseñaba gramática y retórica en ese entonces, y era muy admirado y exitoso. Desde los 19 hasta los 28 años, para el profundo pesar de su madre, San Agustín perteneció a la secta herética de los Maniqueos. Entre otras cosas, ellos creían en un Dios del bien y en un Dios del mal, y que solo el espíritu del hombre era bueno, no el cuerpo, ni nada proveniente del mundo material.

La conversión de San Agustín

A través de la poderosa intercesión de su madre Santa Mónica, la gracia triunfó en la vida de San Agustín. El mismo comenzó a asistir y a ser profundamente impactado por los sermones de San Ambrosio en el Cristianismo. Asimismo, leyó la historia de la conversión de un gran orador pagano, además de leer las epístolas de San Pablo, lo cual tuvo un gran efecto en el para orientar su corazón hacia la verdad de la fe Católica. Durante un largo tiempo, San Agustín deseó ser puro, pero el mismo le manifestó a Dios, “Hazme puro … pero aún no” (Confesiones, Capítulo 8). Un día cuando San Agustín estaba en el jardín orando a Dios para que lo ayudara con la pureza, escuchó la voz de un niño cantándole: “Toma y lee; toma y lee” (Confesiones, Capítulo 8). Con ello, el se sintió inspirado a abrir su Biblia al azar, y leyó lo primero que llego a su vista. San Agustín leyó las palabras de la carta de San Pablo a los Romanos capítulo 13:13-14: “nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos … revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.” Este acontecimiento marcó su vida, y a partir de ese momento en adelante el estuvo firme en su resolución y pudo permanecer casto por el resto de su vida. Esto sucedió en el año 386. Al año siguiente, 387, San Agustín fue bautizado en la fe Católica. Poco después de su bautismo, su madre cayó muy enferma y falleció poco después de cumplir 56 años, cuando San Agustín tenía 33. Ella le manifestó a su hijo que no se preocupara acerca del lugar en donde sería enterrada, sino que solo la recordara siempre que acudiera al altar de Dios. Estas fueron unas palabras preciosas evocadas desde el corazón de una madre que tenía una profunda fe y convicción.

Obispo de Hipona

Luego de la muerte de su madre, San Agustín regresó al Africa. El no deseaba otra cosa sino la vida de un monje – vivir un estilo de vida silencioso y monástico. Sin embargo, el Señor tenía otros planes para el. Un día San Agustín fue a la ciudad de Hipona en Africa, y asistió a una misa. El Obispo, Valerio, quien vio a San Agustín allí y tuvo conocimiento de su reputación por su santidad, habló fervientemente sobre la necesidad de un sacerdote que lo asistiera. La congregación comenzó de esa manera a clamar por la ordenación de San Agustín. Sus plegarias pronto fueron escuchadas. A pesar de las lágrimas de San Agustín, de su resistencia y de sus ruegos en oposición a dicho pedido, el vio en todo esto la voluntad de Dios. Luego dio lugar a su ordenación. Cinco años después fue nombrado Obispo, y durante 34 años dirigió esta diócesis. San Agustín brindó generosamente su tiempo y su talento para las necesidades espirituales y temporales de su rebaño, muchos de los cuales eran gente sencilla e ignorante. El mismo escribió constantemente para refutar las enseñanzas de ese entonces, acudió a varios consejos de obispos en Africa y viajó mucho a fin de predicar el Evangelio. Pronto surgió como una figura destacada del Cristianismo.

El amor de San Agustín hacia la verdad a menudo lo llevo a controversias con diversas herejías. Por ejemplo, las principales herejías contra las cuales habló y escribió fueron las de los Maniqueos, de cuya secta había pertenecido anteriormente; de los cismáticos Donatistas que se habían apartado de la iglesia; y, durante los veinte años restantes de su vida, contra los Pelagianos, que exageraban la función del libre albedrío para hacer caso omiso a la función de la gracia en la salvación de la humanidad. San Agustín escribió mucho acerca de la función de la gracia en nuestra salvación, y más adelante obtuvo el título de doctor de la Iglesia especialmente debido a sus intervenciones con los Pelagianos. En esta línea, el mismo escribió mucho también acerca del pecado original y sus efectos, del bautismo de niños pequeños y de la predestinación.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

                *Encuentro** en el avion con la Madre Teresa*

Estaba cansado cuando abordo el avión una noche de 1981.
Después de una semana llena de reuniones y seminarios, ahora descansaba
tranquilo en su asiento agradecido de volver a casa: Kansas City .
En cuanto más pasajeros abordaban el avión, más se oía el murmullo de
sus conversaciones mezcladas con el sonido de los equipajes de mano
guardándose en los compartimientos. De repente, un silencio...

Jim volvio su cabeza para ver que pasaba. Se quedó boquiabierto.
Caminando por el pasillo, venían dos monjas vestidas en hábitos blancos
con un borde azul. El reconoció esa cara a la primera mirada:
piel arrugada, ojos cálidos. La misma cara que estaba en la portada de
la revista TIME y que siempre aparecía en el noticiero de televisión.
Las dos monjas se detuvieron y Jim reconoció que su compañera
de vuelo seria nadie mas que la propia Madre Teresa.
En cuanto los pasajeros estaba acomodados, Madre Teresa y su compañera
sacaron sus rosarios.
Cada decena de cuentas, tenia diferente color.
Cada decena representa varias areas del mundo; le dijo,
Rezo por los pobres y moribundos de cada continente - añadió.

Comenzó el vuelo, las dos monjas comenzaron a rezar, dejando oir solo
murmullos. Aunque Jim no se consideraba católico practicante y asistir a
la Iglesia no era su hábito, inexplicablemente se encontró envuelto en el
rezo.
Cuando hubieron terminado,Madre Teresa se volvió hacia él.
Por primera vez Jim entendió a que se refiere la gente cuando
hablan acerca de un aura.
Una sensación de paz lo envolvió.
joven, le dijo
Rezas El Rosario frecuentemente? preguntó:
No, admitió.
Ella tomó la mano de Jim. Mirándolo a los ojos, sonrió:
Bueno, lo harás de ahora en adelante replicó, mientras
dejaba caer su Rosario en la palma de la mano de Jim.

Una hora mas tarde, en el aeropuerto de Kansas , describió
a Ruth su esposa lo ocurrido y el por qué traía un Rosario en la mano.
Es como encontrarse con una verdadera hermana de Dios - decía.

Nueve meses mas tarde,visitaron a una amiga de hacía mucho
tiempo: Connie.
Connie tenia cáncer en los ovarios.
Voy a luchar, no me daré por vencida -decía Connie cuando Jim
recordó El Rosario que Madre Teresa le había dado.
Después de contar la historia le dijo Jim a Connie:
Quédatelo, puede que te sirva
Gracias, espero poder regresartelo- contestó Connie.
Pasó más de un año... Connie regresó El Rosario.
Lo mantuve conmigo todo el tiempo -dijo
El médico dijo que no sería fácil, he tenido cirugía, quimioterapia;
pero el mes pasado, los médicos hicieron una segunda cirugía,
y el tumor ha desaparecido!!! -añadió por eso te regreso El Rosario - dijo agradecida.

En el otoño de 1987, Liz cuñada de Jim cayó en una gran
depresión después del divorcio. Le pidió prestado El rosario a Jim.
Ella lo colgó en el respaldar de la cama y cuando se sentía deprimida,
lo tomaba en sus manos, rezaba El Rosario y literalmente sentía
que no estaba sola. Era como si una mano me consolaba -dijo.
Gradualmente,Liz mejoró su vida, y regresó El Rosario a Jim.

Entonces, una noche en 1988, una llamada de teléfono:
Un amigo que tenía a su mamá en coma pedía prestado El Rosario.
Esta familia, tenía la esperanza que con éste Rosario, su mamá
pudiera morir en paz y así fue:
La enfermera nos dijo que mi mamá oía, entonces le expliqué la
historia de este Rosario y fue como si su semblante se relajara, lo
sujetó todo el tiempo, hasta que minutos mas tarde, se nos fue-explicó.

Hay poderes especiales en esas cuentas?
o es el poder del rezo del Santo Rosario ?
Madre Teresa llevaba consigo todo lo que poseía en una bolsita: El
Rosario.
Trato de recordar lo que de veras cuenta: no es el dinero, ni títulos, o lo
que poseamos. Es el amor que tenemos a los demás.

Pidamos al Señor que a traves de su Madre, La Virgen Maria , sean
derramadas
sobre nosotros abundantes bendiciones.

En la vida necesitamos ser fuertes y a traves de la Gracia de Dios,
alcanzamos perseverancia.
Unámonos al rezo del Santo Rosario
No solo pidamos por los pobres y los agonizantes, también por nuestros
sacerdotes para que reciban la fuerza de predicar el evangelio a
nosotros, el pueblo de Dios.
Amén.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Por los que no conocimos
Por los que nos amaron
Por los que compartieron su tiempo a nuestro lado
Por los que lo dieron todo por nosotros
Por los que fueron privados de la vida
Por los que ya no vemos
Por los que no tienen quien eleve una oración por ellos
Por todos....
Dios les tengha en la Gloria Eterna
02 de noviembre fieles difuntos
CIUDAD DEL VATICANO, nov. 1, 2012.- Ante miles de personas que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano al rezo para conmemorar a Todos los Santos, el Papa Benedicto XVI dijo que los santos representan la victoria del amor sobre el egoísmo y sobre la muerte y que viéndoles se ve que seguir a Cristo lleva a la vida, a la vida eterna y da sentido al presente.

Durante la lectura del ángelus en la jornada que la Iglesia Católica que precede al rezo del mediodía, el Pontífice tuvo que interrumpirla un momento, debido al contraste entre las oscuras nubes que amenazaban con descargar sobre el cielo de Roma y los rayos de sol que penetraban por las mismas, que le impedían leer.

"Perdonarme, mis ojos no funcionan bien", dijo el Papa, de casi 86 años, mientras se colocaba bien las gafas y hacia un esfuerzo por ver las letras, mientras los rayos de sol le cegaban momentáneamente.

El Obispo de Roma manifestó que la fiesta de Todos los Santos resalta el doble horizonte de la humanidad, que se expresa con las palabras tierra y cielo, "la primera -dijo- representa el camino y el cielo es la eternidad, la plenitud de la vida en Dios".

Con la fiesta de hoy -prosiguió- "saboreamos" la belleza de esta vida de "apertura total hacia Dios".

"Con esta fe llena de esperanza veneramos a Todos los Santos y nos preparamos a conmemorar mañana a los fieles difuntos. En los santos vemos la victoria del amor sobre el egoísmo y sobre la muerte, vemos que seguir a Cristo lleva a la vida, a la vida eterna y da sentido al presente y a cada momento que pasa, ya que lo llena de amor y esperanza", afirmó.

Sólo la fe en la vida eterna, dijo, "nos hace amar verdaderamente el pasado y el presente, y añadió: "Pero sin atarnos, en libertad".

Como es habitual, Benedicto XVI saludó en diferentes idiomas a los fieles presentes, entre ellos español, a los que dijo que "como Iglesia peregrina, los seguidores de Cristo celebran este jueves con gozo" la Solemnidad de Todos los Santos, "la memoria de aquellos que son llamados amigos de Dios, cuya compañía alegra los cielos".

"Que también nosotros, guiados por la fe y gozosos por la gloria de los mejores hijos de la Iglesia, invocando a la bienaventurada Virgen María, encontremos en ellos ejemplo y ayuda para alcanzar las promesas de Cristo",