viernes, 2 de marzo de 2012

Un momento para la reflexión

Reflexionamos con san Agustín

«Unge los pies de Jesús. Sigue las huellas de Jesús con tu buena vida.
Seca sus pies con tus cabellos: si tienes cosas superfluas, repártelas a los pobres, y así enjugas los pies del Señor, ya que los cabellos parecen ser lo superfluo del cuerpo. Tienes en qué emplear lo que te sobra; para ti son cosas superfluas, mas para los pies del Señor son necesarias. Sin duda las necesitan los pies del Señor que andan por el mundo…» 
(Comentario al evangelio de Juan, 50, 6)







Trigo y cizaña

¡Qué fácil vemos lo negativo de los demás!

Esta es la fragilidad del ser humano. Así nos creaste, Señor,

con maravillas y deficiencias, con generosidades y roñoserías,

con excesos y con defectos, con luces y con sombras.

Tú nos has entretejido en las entrañas maternas,

Tú tienes cada uno de nuestros cabellos contados,

Tú nos envuelves con tu abrazo,

Tú sabes más de nosotros que nosotros mismos…

Ayúdanos, Padre, a aceptarnos del todo,

a reconocer nuestras deficiencias,

a alegrarnos de nuestras cualidades personales y únicas,

a desarrollar contigo todo el potencial inmenso

que has puesto en cada uno,

a animar a que otros también desarrollen el suyo.

Enséñanos, Padre,

a perdonarnos los errores,

a convivir con nuestras incoherencias,

a ser misericordiosos con nuestra naturaleza humana

para así serlo aún más con los otros hermanos,

que también llevan el peso de su propia fragilidad y maravilla.

Gracias por crearnos así, con trigo y con cizaña, Padre.


Álvaro Ginel y Mari Patxi Ayerra

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