Fragmentos de la Homilía del cardenal Jorge Urosa Savino en la Eucaristía de clausura del ENAJÓ 2012 (Domingo, 5 de agosto)
Con esta solemne y festiva Eucaristía,
estamos celebrando nuestra fe. Nuestra fe en Jesús, el Señor, aquél que
tiene palabras de vida eterna. Hemos escuchado un hermoso pasaje del Evangelio
de San Juan en el cual Jesús, luego de haber multiplicado los panes, explica el
sentido de ese gran milagro: Dios Padre les está dando ahora al pueblo de Dios
el verdadero pan de vida, que es el mismo Jesús (Jn 6, 24-35). En ese pasaje Nuestro
Señor nos promete el maravilloso don de la Eucaristía, el banquete
sacrificial con el cual se actualiza hasta el fin de la historia su pasión
muerte y gloriosa resurrección. Y nos dice: “Yo soy el pan de vida. El
que viene a mi no tendrá más nunca
hambre, el que cree en mi no tendrá más nunca sed”.
PALABRAS DE VIDA
ETERNA
Así es, muchachos. Jesús tiene palabras de vida eterna.
El es también “la luz del mundo”, y nos
dice: “el que me siga no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida” (Jn, 8, 12 ). Esas sorprendentes
afirmaciones del Señor están en consonancia con las que acabamos de escuchar:
“Yo soy el pan de vida. El que coma de este pan tendrá vida eterna, El
que viene a mi no tendrá más nunca
hambre, el que cree en mi no tendrá más nunca sed.” No es la droga ni el alcohol, ni el relajo
afectivo sexual, ni la violencia ni la indiferencia religiosa lo que nos hará
felices, sino seguir a Jesús y cumplir su Palaba. Y esto es cierto, pues El con
sus milagros y, sobre todo con su gloriosa resurrección, demostró ser Dios
mismo hecho hombre. Los invito a bendecir al Señor, pues El nos ha concedido
que escucháramos sus palabras, y que las acogiéramos en nuestros corazones con
una fe viva que nos ilumina para que no caminemos en las tinieblas de la
incredulidad, de la mentira, del pecado
de la incredulidad, de la muerte… ¡Gracias Señor Gracias! ¡Te bendigo y creo en ti porque tienes
palabras de vida eterna!
¡ABRAMOS
NUESTROS CORAZONES A JESUCRISTO!
Por eso, qué bueno es, muchachos, que abramos nuestros
corazones, nuestra vida, a Jesucristo, como nos dijo el Papa Juan Pablo II. En
su segunda visita a Venezuela realizada en 1996, en el encuentro celebrado en
Los Próceres, en Caracas, el muy querido
Beato Juan Pablo II hizo a los jóvenes venezolanos una intensa y viva
invitación: Dijo el Papa:” ¡Jóvenes: abrid las puertas de vuestro
corazón a Cristo! El nunca defrauda. El es el camino de la paz, la Verdad que nos hace libres
y la Vida que
nos colma de alegría” (1) El Papa nos invitó a vivir nuestra fe y abrir nuestros corazones a aquel que es la
luz del mundo, el camino, la verdad y la vida.
¡Así es! Nuestra fe en Jesús es promesa real de felicidad
y de vida plena. Pero debe ser una fe viva, firme, concreta, activa. Es importante que llevemos esa fe maravillosa
a la vida diaria con todos sus retos.
CONCLUSIÓN
Mis queridos hermanos: ¡Abramos nuestros corazones a
Jesucristo! Sintamos, vivamos, proclamemos y celebremos nuestra fe. Tengamos la alegría, el entusiasmo, la valentía
y el orgullo de ser hijos de Dios, discípulos de Jesucristo y miembros de la Santa
Iglesia católica. El
tiene palabras de vida eterna. El es “el Camino la Verdad y la Vida” (Jn. 16,6).Imitemos
en la vivencia de nuestra fe a nuestra madre amorosa María Santísima, que vivió
en la fe en el hijo de Dios, y por ello fue llamada dichosa (Cfr. Lc 1, 45). Pidámosle
su protección e intercesión para que, llenos de esperanza y firmes en la fe,
podamos alcanzar escuchar y cumplir la Palabra de Dios para alcanzar la plena y
auténtica felicidad. Recordemos la
invitación del Papa Juan Pablo II al concluir su discurso a los jóvenes en
1996: “¡Dichosos vosotros si abrís las puertas de vuestro corazón a Cristo
Salvador!"
Amén